Existen una gran cantidad de materiales que se usan en el sector de la construcción, beneficiándose de sus capacidades y características para poder reforzar estructuralmente las viviendas y edificios en los que son usados, siendo cada uno de estos materiales específicos para un uso determinado.
Existen, por otra parte, materiales que, gracias a su capacidad de resultar polivalentes y ofrecer un buen rendimiento en distintos ámbitos, resultan auténticos comodines usados para todo tipo de estructuras.
Uno de los ejemplos de estos materiales polivalentes que se usan en todo tipo de superficies es el hormigón, un material altamente apreciado por su dureza y resistencia, capaz de soportar grandes cantidades de peso, por lo que lo asociamos normalmente con estructuras armadas y esqueletos de edificios, así como vigas y demás elementos propios de la construcción.
Sin embargo, el hormigón resulta también un material tremendamente competente en otros aspectos muy diversos, como son los suelos de las viviendas, gracias a su capacidad de aplicación, mucho más sencilla que la de otros materiales y a unos acabados muchas veces realizados en patrones imitando otros materiales, con lo que se consigue un suelo elegante y estéticamente potente sin perder toda la capacidad de resistencia propia del hormigón.
Se trata, además, de un material que soporta muy bien el paso del tiempo y los arañazos y golpes gracias a su dureza, con lo que el mantenimiento necesario para conservarlo en un estado óptimo es mínimo, siendo tan solo necesario realizar cada ciertos años, una vez el suelo se haya deteriorado o presente desperfectos visibles y notorios, un rebaje de hormigón.
El rebaje de hormigón devuelve a los suelos su aspecto y belleza inicial
Se trata este de un proceso destinado a recuperar la homogeneidad del suelo de hormigón, reduciendo de forma imperceptible su grosor para que los arañazos o los golpes no resalten sino que todo el suelo vuelva a gozar del mismo nivel de planicie.
El rebaje de hormigón es un proceso necesario para recuperar el aspecto inicial del suelo, pero se trata de un proceso delicado, especialmente en aquellos suelos de hormigón que presentan un patrón impreso para imitar otros materiales, con lo que es necesario rebajar lo suficiente para recuperar la homogeneidad y eliminar los arañazos sin borrar el patrón impreso en el suelo.
Esta dificultad provoca que el rebaje de hormigón deba ser realizado por profesionales especializados del sector, cuyos años de experiencia profesional garantizan unos resultados satisfactorios que colman las expectativas de los propietarios del suelo, siendo el acabado totalmente espectacular.
En definitiva, el hormigón es un material realmente polivalente cuyas capacidades y características le permiten resultar idóneo para los suelos, siempre y cuando se realice un rebaje de hormigón cuando sea necesario.
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